DON RAUL MARQUEZ Y DIANA DESDE EL CIELO


DECIMAS DE DON RAÚL MÁRQUEZ MARTÍNEZ
Y Canta Huapanguito
DIANA "MORUNA"
Como Él le decía

IMAGENES Presentación del Libro "Tlacotalpan en la Historia 1200-1914" Desde Mi Verde Ribera



Biografía del Poeta Mayor Raúl Márquez Martínez

Este Extraordinario Poeta Veracruzano y Mejor Ser Humano, nace un 9 de abril de 1937 en Tlacotalpan, Veracruz; cuna que comparte orgullosamente con el inolvidable músico poeta, Agustín Lara, A quien admiraba profundamente y quien fuera en buena medida un personaje que influyera decididamente en su conformación poética, --el otro fue Don Jesús Orta Ruíz, el Indio Naborí-- razón por la que dominaba con amplísima autoridad la obra del músico jarocho, siendo una de las pocas gentes que había estudiado a profundidad los sonetos y los romances escritos por el músico inolvidable.
De esa pasión por todo lo que fuera genuinamente Tlacotalpeño, nacen dos de sus mejores espinelas, entre las muchísimas que escribió: “Testigos” y “Música y Poesía” ligadas íntimamente a Don Agustín Lara. Hijo del matrimonio formado por Raúl E. Márquez Contreras y Ninfa Martínez Sánchez, realiza sus estudios elementales en su “Verde Ribera” como le decía a su entrañable Tlacotalpan, de donde sale años mas tarde para matricularse en el Instituto Politécnico Nacional específicamente en la ESIA —Escuela Superior de Ingenieros y Arquitectos,--- carrera que deja inconclusa para incorporarse a la CIAAC –Centro Internacional de Adiestramiento de Aviación Civil–- donde concluye su instrucción en 1960, graduándose como Capitán Piloto Aviador Comercial, estudios que pudo realizar gracias a una beca otorgada por la ONU.
Es significativo destacar que el Capitán Raúl Márquez Martínez pertenece a la 1ª generación de pilotos egresados con título profesional.
Su natural inspiración por el arte, la poesía y la cultura en general, lo habían llevado previamente en 1952 a realizar estudio de Literatura Castellana relacionados con Historia y Poética. Como buen investigador nato y en muchos aspectos literarios autodidacta; a partir de 1963 se dedica a estudiar en forma la estrofa decimal, el soneto y el romance. Siendo esta primera composición decimal la que lo cautivó convirtiéndolo en erudito del tema de la décima y la espinela, las que llegó a dominar con exquisitez y absoluto dominio de la conformación en cuanto a métrica, rima y armonía.
De hecho es gracias a esta composición poética donde el Capitán Márquez Martínez se consagra como un poeta de enorme sensibilidad y talento.
Precisamente es la espinela el motor que mueve al poeta por el mundo para conocer de cerca los orígenes de esta estrofa poética, por lo que viaja en diferentes ocasiones a Las Palmas Gran Canaria en España a los festivales de la Espinela y a Cuba para participar en las no menos famosas jornadas “Cucalambeanas” llamadas así en honor al poeta cubano Juan Cristóbal Nápoles Fajardo “el Cucalambé” con los enormes repentistas cubanos, entre quienes destacan Don Jesús Orta Ruíz el Indio Naborí, Renael González Batista, Oscar Zuloaga Uribe, Ricardo González Llero, entre otros consumados decimistas.
Justamente de estos encuentros poéticos donde realiza un destacadísimo papel, es que nace una entrañable amistad con el poeta mayor Don Jesús Orta Ruíz y su esposa Eloina, amistad que sirviera de marco para incontables anécdotas de verdadero amor filial y afecto imperecedero que afortunadamente sirvieron como punto de referencia para que ambos poetas, suscribieran una hermosa correspondencia de reconocimiento mutuo; sirva de ejemplo la espinela realizada allá por 1996 por el poeta tlacotalpeño al poeta cubano en la que hace alusión a la calidad de invidente del Indio Naborí y a la que denominó:
“Yo sé”
Por supuesto que también Don Jesús en alguna ocasión hizo expresivo su afecto y la cariñosa admiración que le tenía a nuestro personaje, ya que estando en Tlacotalpan precisamente en unas jornadas espinelianas convocadas por el propio Capitán Márquez, bajo un torrencial aguacero que caía sobre La Casa de la Cultura donde concluían dichas jornadas, con la sutil elegancia y el dominio del idioma que siempre tuvo el poeta mas recitado de Cuba, hizo un verdadero alarde de improvisación y emotividad cuando de manera espontanea se refirió al capitán Márquez de la siguiente manera:
Una magnífica descripción de ese especial momento, montada sobre una espinela de oro nacida desde la invidencia, el talento y el conocimiento poético de Don Jesús Orta, para un poeta tan grande como lo fue el propio Naborí.
Esta amistad fructificó dando origen a una serie de espinelas de pie forzado que es uno de los ejercicios poéticos de mayor grado de dificultad en la poesía rimada, como se demuestra con aquella que da origen a uno de los libros del Indio Naborí denominado “Desde un mirador profundo” don Jesús escribe:
Una sentida descripción de la ceguera que acompañó a Don Jesús durante más de 15 años. Ante lo cual Don Raúl Márquez le escribe su espinela de pié forzado:
Dos almas gemelas unidas por la poesía y por el cariño de hombres de bien; dos poetas inconmensurables lamentablemente ya extintos.
A lo largo de los años que duró esta singular amistad, se fue nutriendo con la inspiración de ambos personajes quedando como constancia de la misma la variedad de escritos poéticos realizados para el efecto, muchos de los cuales se pueden leer en los libros “Mis Luceros” y “Mas Luceros” del poeta tlacotalpeño.

Casado con la distinguida dama María del Carmen Silva Murillo un 16 de Junio de 1963, este apreciable matrimonio procreó tres hijos: Raúl, Maica y Jessica quienes a su vez les obsequiaron a sus cinco nietos: Maica, María Gloria, Raúl, Kiana y Karla. Raúl Márquez encuentra en la familia que encabeza, un sobrado motivo para dar rienda suelta a su generosa y filial inspiración, denominando a su esposa y descendientes como “Luceros” porque así los sentía y vivía, como regalos de Dios que le iluminaban su personal cielo.

Deja testimonio de su inmarcesible amor a los suyos con todas sus décimas iniciales, cuando aún no dominaba la exquisita técnica superior de la espinela, da cuenta de sus pininos como decimista aquella con la que le reitera su amor a Doña María del Carmen, “Bendito camino” Y ya un consumado erudito de la espinela, le compone a sus nietos con las metáforas más bellas y lo mas sentido y puro de sus sentimientos una serie de composiciones que quedarán grabadas con letras de amor en el corazón de los suyos; “Cuando duerme un ángel” “Con la brisa y con el viento” “Vuelo de pestañas” “Cuarta generación” y muchas más que con los años cobrarán su verdadera dimensión como legado familiar a sus deudos.
Raúl Márquez Martínez sembró amistad a su paso y cosecho cariño y lealtad de sus amigos; sembró ternura y certidumbre entre sus familiares y cosechó amor y veneración; deja un legado de hombre intachable, poeta mayor, tlacotalpeño de oro apasionado de su terruño y de su México lindo y querido, extraordinario platicador, aficionado al piano y al acordeón, empecinado personaje en promover la cultura y la educación, insustituible esposo, mejor padre y abuelo irrepetible, son muchas de las facetas con que este hombre de enorme corazón y talento inagotable iluminó durante 73 años el camino de quienes tuvimos el privilegio de conocerlo.

Participaciones y Actividades desempeñadas por el poeta mayor Capitán Raúl Juan Márquez Martínez

1952 a 2009.- Estudio de La Literatura Castellana. —HISTORIA Y POETICA.
1963 a 2009.- Cultivo de la Décima Escrita, el soneto y el Romance
1989 a 1994.- Participó en “Viva la Cuenca” Radiodifusoras XEFU y XEQO, en Cosamaloapan, ver. Y Encuentros Nacionales de la Décima en Tlacotalpan, Ver.
Desde Abril de 1992 Secretario y miembro fundador, de la “Asociación Civil Gran teatro Netzahualcóyotl”.
1993.- Participó en el II festival Afrocaribeño, en el Puerto de Veracruz.
1995.- Participó en el III Festival Iberoamericano de la Décima en las Tunas, Cuba.
1996.- Participó en el IV Festival Iberoamericano de la Décima en el Puerto de Veracruz.
1996.- Miembro fundador de la Peña de la Décima Espinela en Tlacotalpan, ver.
1997.- Participó en el V Festival Iberoamericano de la Décima y XXX Jornada Cucalambeana, Las Tunas, Cuba.
1997.- Participó en el I Festival Iberoamericano de la Décima en San Luis Potosí, S.L.P.
1998.- Participó en el VI Festival Iberoamericano de la Décima en Las Palma, Gran Canaria, España.
1999.- Estudios sobre las Normas para Conservar y Preservar Sitios Patrimonios de la Humanidad.
1999.- Miembro Fundador del taller de” la Décima Espinela” en Tlacotalpan, Ver.
Desde 2001- Director y Fundador del “Taller de la Décima Espinela” en Córdoba, Ver.
2003.- Participó en el III Festival Iberoamericano de la Décima, en San Luis Potosí, S.L.P.
2004.- Participó en el Primer Foro de la Décima Espinela en Los Ángeles, CAL. U.S.A.
2004.- Coproductor del C.D. Desde mi verde ribera. La Décima cantada en diversas tonadas iberoamericanas.
2004-2005 Participó en el Programa de Radio T.V. Fórmula, México D.F. “Lammoglia, La Familia y Usted”. Con los Temas: Historia de la Espinela; Obra Poética “Sonetos y Romances” de Agustín Lara y, Conservación y Preservación del Patrimonio Cultural.
2004.- Fundador del Sitio Cultural Histórico Poético desdemiverderibera.org.
2005-2007.- Invitado como Jurado Calificador de la Décima, en los 3 “Festivales del Mar”, en Coatzacoalcos, Ver.
2007.- Participó junto con 36 Poetas Cubanos del Grupo Espinel Cucalambé, en Puerto Padre, Cuba, de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba UNEAC.
2007.- Participó en la XL jornada Cucalambeana de la Décima, en las Tunas, Cuba.

Enamorado y Apasionado del terruño que lo vio nacer, empieza a realizar una investigación detallada y a recopilar datos importantes de Tlacotalpan desde sus inicios, llevándolo a escribir su última gran obra literaria, titulándola “Tlacotalpan en la Historia: 1200-1914”

Créditos:

Recopilación y Texto por Félix Justiniano Ferráez

Edición y Diseño por Juan M. Ferman García

A DON RAUL MARQUEZ MARTINEZ

Su Tlacotalpan lo llora
Y lo llora la Palmera
Llora su Verde Ribera
Y el Papaloapan lo añora.
Va por la luna y la aurora
Diciendo los versos suyos
Y se escuchan sus murmullos
Por todito el caserío
Y por la orilla del río
Va encendiendo los cocuyos.

Va encendiendo los cocuyos
Las cigarras y los grillos
Luceros como bombillos
En sus nocturnos arrullos.
Va endulzando zaramullos
Y en su ribera sonora
Con su caudal que atesora
Una lluvia solidaria
Mientras digo mi plegaria
Su Tlacotalpan lo llora.

Félix Justiniano Ferráez.
Cancún, Mexico. Navidad del 2009

Honor a Quien Honor Merece.
Difícilmente existirá otro Tlacotalpeño que haya desbordado todo el amor en su tierra, dedicando su vida a resaltar e incrementar su grandeza, por ello, de una serie de entrevistas realizadas por Honorio Robledo y Javier Amaro al Arquitecto Humberto Aguirre Tinoco, publicada por el Centro de Documentación del Son Jarocho el Miércoles 4 de Marzo del año 2009, me permitiré trascribir una parte como tributo a la grandeza artística de este Tlacotalpeño y como reconocimiento al gran legado cultural que deja a su pueblo:
Cuando yo era pequeño recuerdo el repiqueteo del Son en la “duermevela”, mientras me iba quedando dormido resonaba la música que se tocaba en la plaza de armas, y con ella me adormecía. Fui creciendo y mi vida estuvo siempre envuelta en la efervescencia del Son. Con ello me impregné y es parte medular de mi existencia. El Son, para mi, es un tónico que te nutre al escucharlo, y el bailarlo te llena de vitalidad.

En mis recuerdos de infancia quedó intensamente grabado el primer Fandango al que asistí con mi familia. Fuimos invitados par un sacerdote que iba a bendecir las propiedades que un ganadero había comprado par el Tesechoacán, y nos fuimos en una lancha río arriba.

Acá, en Tlacotalpan, todo es claro; el llano es amplio, sin escondrijos, y el río es ancho, pero remontar las aguas azulencas del Tesechoacán fue una prodigiosa experiencia a mis ojos de niño, pues el río se iba encajonando entre unos murallones. En aquellos tiempos los ríos tenían sus aguas con tonos verdes o azules, pues no habrá toda esa tala inclemente que provoca que las aguas bajen azolvadas, ni había contaminación. En las orillas del barranco crecían árboles altísimos, cuyas frondas se entreveraban en lo alto, oscureciendo el trayecto, donde gritaban y correteaban los monos, los loros y las iguanas. Ya ese viaje era una maravilla. Así llegamos al caserío, donde celebraron la misa en una explanada alta, para resguardarse de las crecidas. Yo era muy chico y me quedé dormido. Desperté al anochecer. Ya mucha de la gente se había regresado a Tlacotalpan, pero nosotros nos quedamos y ahí experimente una de las cosas más bellas e impresionantes de mi vida, pues lo primero que escuché fue el retumbar de la Tarima a lo lejos.

Hay un momento al anochecer al que le llaman "El Conticinio"; es un tiempo de oscuridad, por ahí por la media noche, en donde en el campo se hace un silencio total; los animales y las bestias callan. Los bichos enmudecen; nada se mueve y hasta el viento deja de soplar. En ese momento es cuando el retumbar de la tarima llenaba la noche entera.
Yo me acerque siguiendo la luz de las candilejas que iluminaban el Fandango, en una colina. Las candilejas eran una especie de teas, colocadas a buena altura, porque no había electricidad. Las candilejas, con esa luz amarillenta e inestable, iluminaban a los participantes del Fandango. La mayoría eran cañeros y campesinos, pero estaban todos renegridos por la zafra, así que, a la luz de las candilejas, las facciones se convertían en algo tremendamente espectral, pero al mismo tiempo con una enorme vitalidad, entre ese juego de luces y sombras desvanecidas con la noche invadida de Son jarocho. Las sombras devastadas de las fandangueras se proyectaban y se mezclaban en la pendiente de la colina, en un espectáculo silencioso, siempre cambiante. Yo permanecí extasiado durante horas, hasta que llegaron a buscarme, pensando que me había perdido...La tarima es el centro de la fiesta primordial, el Fandango.

En general los músicos empezaban a florear la Tarima con los Sones, calentándola, y entonces entraban las bailadoras experimentadas, que, a veces, hasta eran pagadas para animar el Fandango. Así, poco a poco, se iban incorporando las jóvenes, imitando pasos y las mudanzas de las mayores. En Tlacotalpan el Fandango era una fiesta popular, pues muy pocas señoritas de "buena familia" se incorporaban a los Fandangos de los barrios, aunque, por supuesto, casi todas sabían bailar y versar.

Para mí, desde mi experiencia y mi niñez en Tlacotalpan, el jarocho es la mezcla de los españoles con los africanos. De España vienen las guitarras y las formas de la danza…
De la serie de entrevistas tiene particular importancia este extracto, porque en el devela el maestro Tlacotalpeño el momento exacto de donde proviene el amor por sus raíces, que aunada a sus virtudes artísticas naturales y a su formación académica, engendran en su persona una combinación de capacidades que desarrolla en diversos rubros del arte y la literatura.
Patente de ello queda gravada para la historia de Tlacotalpan en sus hechos y obras como: la fundación de la Casa de Cultura, del Museo Salvador Ferrando, del Encuentro Nacional de Jaraneros y Decimistas, del diseño y construcción de la Plazuela Doña Martha, del rescate de la obra del Pintor Tlacotalpeño Alberto Fuster, la gaceta Tlacotalpan Cultural, donde publica una colección de 12 libros acerca de la vida y obra de diferentes poetas de Tlacotalpan, tales como Josefa Murillo, Julio Sesto, Gonzalo Beltrán Luchichí, entre otros, la creación del escudo de Tlacotalpan, la recopilación de obras del pintor tlacotalpeño Salvador Ferrando, la recopilación de objetos del músico poeta Agustín Lara, la autoría de libros como Sones de la tierra y cantares jarochos, El Tenoya, Crónicas de Tlacotalpan y diversos artículos para periódicos y revistas, gestiones como Director del Museo Salvador Ferrando, Director de la Casa de la Cultura Agustín Lara en Tlacotalpan y Fundador de la Casa de la cultura de Orizaba, recibió además el honor de ser nombrado Hijo Distinguido del estado de Puebla por sus investigaciones sobre las pirámides de Cholula y etnias.


En su obra “Desde Santiago a la Trocha: La crónica local sotaventina, el fandango y el son jarocho”, Ricardo Pérez Montfort, se refiere al maestro Tinoco de la siguiente manera…”:
La labor del Maestro Humberto Aguirre Tinoco por dar a conocer los múltiples valores culturales de la región lo convirtieron en un cronista obligatorio del acontecer jarocho tlacotalpeño y figura irremplazable a la hora de mencionar la fiesta, los fandangos y los sones sotaventinos. Él mismo escribió una crónica clásica a principios de los años setenta que llevaba el puntual título de “Lo jarocho, lo popular, lo perdurable”. Una especie de “esencia” jarocha se podía percibir en sus líneas, que recorrían el paisaje, los tipos, la cocina, las leyendas, la arquitectura, los trajes, las artesanías y sobre todo las fiestas, las músicas, las líricas y los bailes de los pobladores de esta ciudad sotaventina y sus alrededores. Recorriendo los instrumentos musicales, los diversos sones y sus antecedentes hispanos, se refería a la versada jarocha…”
“De cualquier manera, y fiel a la tradición de identificar el quehacer del cronista con el de describir, antes que cualquier otra cosa, la fiesta, con sus bailes y su música y relacionarlas directamente con la idiosincrasia jarocha, Aguirre Tinoco daba a conocer prácticamente cada año, a partir de la década de los setenta hasta los primeros años del siglo XXI, alguna pieza que rememorara las festividades de antaño o que recogiera las características del festejo sotaventino de la Candelaria. En 1995, el Instituto Veracruzano de Cultura reunió varios textos de este cronista bajo el título de Tlacotalpan está de fiesta que son, sin duda, ejemplos de literatura local de particular trascendencia. Las descripciones puntuales de los diversos elementos que componen el festejo, desde la cabalgata inicial hasta la procesión y el paseo de la Virgen que cierra las festividades, desfilaban por esta prosa elegante y bien urdida, que tanto se esmeraba en narrar las especificidades de los jarochos…”
“Así, la crónica de la fiesta tlacotalpeña y particularmente los empeños del arquitecto Aguirre Tinoco influyeron en la gran difusión y el renombre que actualmente tienen dichos festejos. Tal vez sin saberlo, pero a ellos también se debe que año con año, los primeros días de febrero La Perla del Papaloapan se convierta en una especie de Meca para jaraneros, bailadoras y versadores…”
Por su legado artístico y cultural, excelente persona, ciudadano ejemplar, amigo de todos, el Arquitecto Humberto Aguirre Tinoco, a su muerte es llamado a ser grande entre los grandes de Tlacotalpan y el más importante precursor cultural de Nuestra “Verde Ribera”.
Descanse en Paz.
H. Veracruz, Ver. 21 de Octubre del año 2011.
Lic. Mario Aguilera Mimendi.
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